Mi conexión con el yoga empezó a mis 20 años mientras trabajaba como Vestuarista de televisión, Profesión que ejercí y disfruté mucho.
Durante ese período, las clases de yoga se colaban de manera intermitente en mis días. Eran un bálsamo frente a un trabajo con tanta adrenalina y creatividad.
Pero luego del nacimiento de mi primer varón, Santino, atravesé una etapa de mucha desconexión y estrés. Seguía sintiendo dolor varios meses después del parto, por una gran episiotomía. Haciendo malabares con mi trabajo y sostenida por un gran marido, necesité volver a yoga.
Una gran Maestra apareció en el momento justo y me guió clase tras clase. Me fui fortaleciendo física, emocional y mentalmente, equilibrándome, conectándome con mi energía vital, pudiendo soltar “patrones viejos” y eligiendo nuevos, tomando decisiones positivas para mí. Volví a confiar en mi intuición, escuchando mi voz con mayor claridad, conectándome con mi fuerza femenina y creadora. El yoga me volvió a mí.
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La maternidad como posibilidad de comenzar de nuevo
Siempre intuí que cuando tuviera mi familia iba a realizar un cambio y armar un proyecto más genuino, más propio. No pasaron muchos meses y tuve la visión de que ése era el momento de cerrar un ciclo contenta y abrir uno nuevo.
Así que con mucho amor dejé el canal de televisión y me enfoqué en prepararme. Me formé con mi Maestra en Yôga Antiguo Swásthya.
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Nuevos desafíos
En la pérdida del segundo embarazo, el yoga me guió con sus herramientas para conectarme con mi instinto femenino y atravesarlo de forma natural.
Con alegría, mi segundo varón, Theo, llegó rápidamente, y la fuerza del embarazo me ayudó a hacer una certificación como Health Coach en el Institute for Integrative Nutrition incorporando una mirada más integral. El curso Vision de Meredith rom y the class by Taryn toomey fueron de gran movilización e inspiración.
Mi propia maestra
Estos últimos años han sido los más transformadores para mí. Mi formación y proceso como Maestra fueron y son atravesados por la Maternidad y la crianza de niños pequeños, “mis ninjas”.
Aprendo todos los días a ser más flexible, creativa ante los obstáculos y paciente, muy paciente. El ser emprendedora y manejar mis tiempos es, y sigue siendo, la mejor de las ventajas. Los niños chiquitos se enferman, surgen contratiempos y poder tener mayor flexibilidad es clave. Mis hijos tienen 5 y 1 1/2 años; quiero darles presencia y que también sientan y vean a una mamá que es feliz con lo que hace.
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Mis hijos ven esto de una manera muy natural. Saben que su mamá es Maestra de yoga, pero cuando estoy con ellos soy su mamá y comparto su vida.
Creo que las herramientas del yoga se van transmitiendo muy sutilmente, en cómo me expreso, cómo los guío, enseñándoles a tranquilizarse respirando suave, con alguna reflexión que hacemos juntos. Me gusta que me vean bien, natural, presente, sin misticismos y real.
Los frutos
Con todo este hermoso caos mi visión se agudizó y mi proyecto empezó a tomar forma: ¡puede crear un espacio bello y suave para mujeres reales en la ciudad! Allí se brinden clases y proyectos que ayuden a restablecer la energía vital, fortalecerse, liberarse a través del movimiento, conectándose con lo intuitivo, recuperando la armonía y la voz propia, para que sea puente para la propia conexión y el autoconocimiento.
Mi consejo es que siempre hay tiempo para animarse a cambiar, a seguir formándose. La maternidad potencia no estanca. Es muy importante estar contenta como mujer y el Yoga nos da ese espacio para escucharnos, vernos y, desde ahí, guiarnos, ayudarnos, y elegir mejor. Nos da herramientas para atravesar períodos más intensos; nos ayuda a tener mayor perspectiva y ecuanimidad para saber que todo se va transformando, y fluyendo hacia donde tiene que ir.
Hermosas palabras, conoci el yoga a partir del nacimiento de mi hija ,la practica es maravillosa y a sabido acompañarme en todos estos años. Hoy ya 19. Tuve y tengo hoy grandes maestros.
Hermosa nota !!!!!!
Hermosa reflexíon, el yoga y la maternidad van de la mano, ambas estan en mi camino hace más de 12 años y una se ha apoyado en la otra, las dos me han hecho mejor mujer, agradecida de corazón