Chado y Yin Yoga son dos disciplinas que, a simple vista, podrían parecer muy diferentes, pero que sin embargo buscan un mismo objetivo común: “estar” en el presente tomando consciencia del aquí y ahora.
Por un lado, el Yin Yoga se basa en el concepto taoísta de yin y yang, principios opuestos y complementarios en la naturaleza. Su práctica es lenta y suave, ya que dirige la atención hacia adentro. Se realizan asanas de piso que se mantienen durante períodos de tiempo más largos, desde los 3 a 5 minutos generalmente.
El Yin Yoga busca, además, recuperar y ampliar el alcance del movimiento original de los tejidos conectivos: fascia, ligamentos, tendones y articulaciones. Recupera también la curvatura natural de la columna vertebral y aumenta la flexibilidad total del cuerpo.
La práctica del Yin Yoga comprende la permanencia en las sensaciones que surgen para convertirse en un observador, estar presente y usar el suave ritmo de la respiración para quedarse en el aquí y ahora. Por eso, es medicina para el mundo moderno: nos invita a ir más despacio con nosotros, sintonizarnos, soltar.
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El Chado, por su parte, es la ceremonia del té japonesa (Chado, en japonés, significa “el camino del té”). La particularidad de este té es que es en polvo. Cuando bebemos matcha tomamos la misma hoja de té, a diferencia de las infusiones que se preparan con los tés en hebras.
La historia del Chado se remonta al año 1191, cuando el monje Eisai introduce semillas de té y utensilios desde China. Eisai escribió un tratado acerca de las propiedades medicinales del té y así la infusión se popularizó entre los budistas y la clase guerrera. Ya en el período Muromachi (1336 a 1573) el té era popular. El Chado, tal como la practicamos hoy, se terminó de afianzar hace 400 años con el maestro Sen no Rikyu.
El Chado está basado en cuatro principios: armonía (wa), respeto (kei), pureza (sei) y tranquilidad (jaku). Esto quiere decir: armonía con la naturaleza (donde las estaciones tienen gran protagonismo); respeto entre al anfitrión y sus invitados; pureza física y espiritual; y tranquilidad, que se adquiere a medida que uno avanza con los primeros tres principios.
En la ceremonia del té, el anfitrión y los invitados buscan vaciar la mente de pensamientos; el primero, para dedicarse solamente a hacer un té delicioso (que es la culminación de todos los preparativos que dispuso para los invitados); y, los invitados, para estar abiertos a recibir todos los estímulos que se dan en la sala de té.
Además, es una meditación en movimiento y un ejercicio de contemplación. Se aprende a admirar la belleza de las cosas simples que nos rodean, a apreciar lo que cada estación tiene para darnos, a no depender tanto de la vista, dando rienda suelta a todos los sentidos. También recupera un concepto japonés de la belleza que viene del término “wabi”, que es la belleza de lo imperfecto, lo que se insinúa. Un gran maestro de té, Murata Juko, dijo que la luna es bella cuando está ligeramente cubierta por una nube. La estética wabi no es la luna enorme y brillante en el cielo, es esa luna misteriosa que se insinúa y que brilla tenue detrás de la nubes.
En este punto, el Chado y el Yin Yoga tienen algo muy importante en común: la meditación. El yoga hace ese trabajo desde lo físico y el Chado, desde la mente.
En el caso del Yin yoga se trata de aceptar, dejar ir, reducir la velocidad, escuchar nuestro cuerpo. Y, en el Chado, concentrarse en el momento, es una meditación en movimiento, despertar los sentidos en silencio, disfrutando de un té.
Por eso, al combinar ambas, se produce un profundo viaje al interior, que nos invita a reconectar con nuestro aquí y ahora. Unimos estas dos disciplinas para purificarnos y meditar en silencio.
Beneficios
Algunos de los beneficios de esta práctica conjunta son:
- Relaja profundamente
- Alivia el estrés, la ansiedad y las tensiones
- Mejora la concentración y la creatividad
- Equilibra nuestro cuerpo físico, las emociones y nuestros pensamientos
- Facilita el acceso a la intuición y a la meditación
- Equilibra el prana
- Calma el sistema nervioso
- Aumenta la circulación
- Mejora la flexibilidad
- Desintoxica
Próximos Encuentros
Te invitamos a sumarte a esta experiencia de puro presente. En los encuentros, Milagros da su clase; y, al finalizar, después de la relajación, Malena sirve un dulce japonés con un té de matcha, que va preparando para cada uno de los participantes.
Luego de la práctica, el cuerpo y la mente tranquilos y relajados nos permiten estar más receptivos como para disfrutar por completo esa taza de té.
En los encuentros que proponemos no hay una periodicidad fija, nos gusta hacer esta práctica conjunta de manera espaciada. Pueden seguirnos por Instagram y enterarse de los próximos:
@milagrosgranitto
@ekekochi
Me encantó la unión de ambos mundos, soy nueva en yoga y definitivamente super interesada en el mundo del té,estaré atenta a eventos y talleres
Hermosa explicacion sobre como convivir el mundo del yoga y del té, me encantan ambos, gracias
Buenas tardes, cómo participo de los eventos de yin yoga y chado?
Muy interesante, resueno con esta práctica por lo que quisiera saber dónde la dan y si tienen facebook
Namasté
Buenos días ! Muy agradecida x este artículo tan hermoso. .me encantó !! Tanto sobre el yoga ..cómo sobre la ceremonia del té. Y sus “secretos ” ancestrales ..gracias y me encantaría si pueden profundizar sobre Yin yoga ..desde Sgo del Estero. Saludos
hola, hoy me siento muy agradecida porque aprendí algo nuevo, estoy aprendiendo mas cosas sobre el yoga y como ademas de ser posturas para mi es un universo de muchas posibilidades que te permite reconocerte como un cuerpo que cumple una función, un espíritu que va en evolución calmando la mente en este mundo tan compulsivo. sacar el espacio para realizar este practica meditativa del te me parce interesante.