Informacion general sobre embodied yoga

Embodied yoga: yoga encarnado en la postura

“Comiencen”, dijo Marina en la clase de yoga y todos fuimos a colgarnos con cintos en adho mukha svanasana (la postura del perro). A penas flexiono mi cadera para ir a la asana, un dolor debajo de mi ombligo, que no lo había percibido hasta entonces, se hizo notar. El cuerpo silencioso comenzaba a manifestarse, y no lo negué, mi mente sumisa cedió al cuerpo sin cuestionar, y comencé a respirar y a entregarme a la postura.

Luego llevé mi atención a los ajustes que necesitaba realizar en la asana. Me costaba llegar con la conciencia a las piernas y brazos en un primer intento; sin embargo, fue lo que más fácil pude conquistar. En ese momento escuchaba los sonidos de mis compañeros, y sus energías me acompasaban en el viaje de regreso a mi cuerpo.

Cuando conseguí conquistar mis extremidades quise ir a la parte orgánica y me di cuenta de que el dolor del abdomen ya no estaba. Me expandí aún más con la respiración por la zona de los laterales del cuerpo y ya no escuchaba ni sentía el exterior, me perdía en la asana. Una sensación de ir y volver al momento presente, de perderme y de volverme a encontrar, de volver a la fuente y regresar a la asana.

Éste es un pequeño relato del viaje por el universo perceptivo en una postura de yoga. Estas vivencias pueden ocurrir en una asana, realizando un movimiento, de pie o en el momento que menos te lo imagines. Yo lo experimento como Embodied yoga: yoga encarnado en la postura.

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Ahora les voy a contar por qué creo importante hacer un artículo destinado al Embodiment, en especial, respecto a las clases de yoga.

¿Qué es Embodiment?

Enseñamos y practicamos yoga en una cultura que nos viene dada. Por más de que seamos unos estudiosos de la filosofía del yoga (nani yoga), estamos inmersos en una realidad: nuestra estructura mental, corporal y emocional es creada en alguna porción por la cultura del lugar en que nos hallamos.

Entonces, al pensar en la práctica del yoga, debemos tener en cuenta nuestro sesgo cartesiano. El yoga llega a un Occidente dominado por un pensamiento dualista, en donde el cuerpo y la mente son cosas separadas, donde lo racional es símbolo de poder, control y dominio.

La mayoría de mis alumnos aterrizan a las clases por dolores corporales, porque alguien le recomendó hacer yoga, por estrés, etc.

Occidente invita y perpetúa un cuerpo silencioso, donde los estados mentales están “dentro” de la cabeza y el cuerpo es algo obsoleto hasta el punto de objetivarlo en algunos casos.

Esta visión fue y continúa siendo la dominante en las ciencias cognitivas, una mirada representacionista del mundo, donde mi relación con éste se basa en la representación que puedo realizar de él por medio de mis procesos mentales.

Embodied yoga: yoga encarnado en la postura
El Embodiment entiende que la mente está en el cuerpo, no separada de él. // Fuente: sphieyoga.com

La mente no termina en las fronteras del cuerpo

Contra esta posición, ha surgido en los últimos 20 años otra postura no representacionista o post cognitivista, que se autodenomina Embodiment y por la cual se alega que la mente está en el cuerpo, extendida, situada y enactiva. Es decir, la mente no termina en las fronteras del cuerpo.

Esta nueva manera de interpretarnos, de crearnos en el mundo, está comenzando a resquebrajar las creencias de una mente computador y un cuerpo desechable.

Es desde este nuevo paradigma que las prácticas contemplativas, como el yoga encuentran su lugar en Occidente.

Percibimos al otro en vez de ponernos en su lugar

Otro aspecto importante del Embodiment es la empatía y la percepción del otro. Acá la empatía no viene dada sólo por ponerme en “el lugar del otro”, como si hiciera un ejercicio mental, saliera de mi persona y tratara de mirar la representación del mundo desde la mente de la otro (esta concepción es propia del dualismo cartesiano).

Aquí no hacemos un ejercicio mental para ponernos en el lugar del otro; lo que hacemos es centrarnos, extender nuestro espacio periespacial y extraespacial y percibir al otro.

Somos seres corporales con tonalidad

Somos seres corporales con tono (es decir, con un estado); más allá de las emociones, todos tenemos un tono (algunos le dicen estado de ánimo). El estado se puede modificar a través del cuerpo y se puede contagiar al otro.

Embodied Yoga

He encontrado que mi cuerpo en algún sentido es un microcosmos del mundo, y por lo tanto un laboratorio para entender su sentido.
(Stinson 2004: 160)

Como profesora de yoga, antes de una clase, tengo la responsabilidad de tener conciencia de mi postura, conciencia de mi cuerpo para extender mi mente por él.

Imaginando que somos una gota de agua de un extenso océano, el profesor debe guiar a otras gotas a la percepción del océano.

Entonces, el profesor debe realizar un centramiento y extender él mismo su mente: primero por el cuerpo y luego hacia el espacio (periespacial y extraespacial) para poder percibir a los alumnos, para percibir el estado de ellos y de la clase.

Yoga con elementos y el espacio

Cuando se trabaja con elementos, éstos entran en el espacio peripersonal de la persona, es decir, el cerebro los registra como si fuera el mismo cuerpo.

Si utilizo, por ejemplo, un bloque en trikonasana (postura del triángulo) para poder expandir más los laterales del tronco, el bloque forma parte de mi cuerpo.

Es importante observar al alumno y el correcto uso de los elementos, así como es su relación con los mismos. De dicha relación, el profesor puede aprender cómo es el vínculo de esa persona con su propio cuerpo.

Embodied yoga encarnado en la postura
En principio el alumno debe aprender las asanas mirando. Luego, debe incorporar el cuerpo en el registro de la mente; y comenzar a dialogar con los elementos y el espacio. // Fuente: embodiedflow.com

Recomendaciones propuestas para encarnar una asana (postura)

En una asana, se debería seguir estos principios:

  • Primero se debe entender cómo realizar la postura de manera “mental”. Es decir, el alumno debe aprender mirando, siendo corregido y escuchando (cada persona tiene un sistema perceptual preferente).
  • Una vez que se obtiene el conocimiento, se debe contemplarlo en el cuerpo:
    – Se debe incorporar el cuerpo en el registro de la mente. Es decir, la persona debe tomar contacto con su cuerpo quien hasta ese momento es silencioso.
    – Luego debe comenzar a dialogar con los elementos y el espacio. Es decir, empezar a entender la propiocepción de su cuerpo y el tacto. Entender la posición del cuerpo respecto a los elementos, suelo, pared, otras personas y el tacto de todo su cuerpo. El cuerpo que forma la postura o asana no existe de manera aislada, sino que está implicado con el espacio, los objetos, las fuerzas (gravedad y centrífuga) y los otros en la sala.
  • Se debe extender la conciencia a todas las partes del cuerpo hasta que la meditación se instale en la postura.

Yoga significa aquietar las fluctuaciones de la mente. El profesor no debe perder de vista eso.

No alcanza con una serie de posturas y ejercicio físico, el profesor debe estar percibiendo el estado de la clase, debe estar guiando a través de tu cuerpo, palabras, movimientos y tacto a los alumnos a que lleguen al cese de la “chachara mental”.

La clase de yoga no es un momento de nuestro día para olvidarnos de toda nuestra vida, para olvidarnos de nuestra realidad. Es un momento único que nos transforma en la medida que nuestro ego se deja corromper, en la medida que vencemos nuestras resistencias.

Cuando llevamos el verdadero conocimiento de la asana al cuerpo, miles de movimientos comienzan a desarrollarse al interior de él. Nuestro sentido del movimiento entonces se despierta y comienza a realizar las acciones que vimos o aprendimos de alguna manera o por alguno de nuestros sentidos del exterior.

Entonces hacemos carne la asana, luego activamos el sistema propioceptivo al percibir la posición del cuerpo, el espacio que ocupa, y luego el tacto, al sentir las superficies, volver la atención a la piel. La mente se extiende y se corporiza en la asana.

Miles de acciones comienzan a suceder todas juntas, actuando como un equipo. Todas a pesar de hacer movimientos diferentes van hacia un mismo lugar: a la asana. Y llega un momento en que la mente en la acción cesa, se rinde, y ya no estamos haciendo la asana, somos la asana. Ése es el momento en donde aprendemos realmente cómo se realiza la asana, cuando aparece la meditación, las fluctuaciones de la mente cesan y estamos totalmente corporizados, eso es Embodiment en una clase de yoga.

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Cecilia Jalfin

Cecilia Jalfin es abogada, Master Coach Ontológico Profesional, experta en corporalidad y afectividad. Integrante del proyecto de investigación UBA "El giro afectivo". Actualmente realiza una maestría en Psicología Cognitiva y es profesora de yoga (formada en Argentina, Australia e India).

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